3/09/2010

Y no se acaba el mundo...


En estos días en los cuales parece que el mundo literalmente se nos está tambaleando por debajo de los pies no han faltado las personas de fe que, como es de esperarse, atribuyen estas catástrofes naturales a un dios furioso porque sus creaciones (pese a que lo sabía desde que las "creó") no le hacen el menor de los casos.

Las religiones aprovechan que (todavía) buena parte de las personas no están informadas debidamente sobre desastres naturales; gracias a la educación deficiente que se imparte en las escuelas públicas en geografía y ciencias naturales así como a la idiotización masiva por parte de la "caja idiota" cada una está haciendo su "domingo siete". A fin de cuentas, es más fácil conseguir clilentela para el negocio sobrenaturalista cuando hay pánico y desinformación de por medio. No faltó el pastorcillo evangélico que achacó a pactos con el diablo (entiéndase la práctica de otras religiones sin monopolio propio) tales manifestaciones sísmicas. Por otro lado hubo un enfaldado que las achacó a la creación de leyes que por fin van dando mismas garantías a todos los seres humanos, sean heteros u homosexuales (el las llama "leyes contra la familia"). Y, un pánico discreto que puede percibirse entre las personas en general: porque el "polo" se movió están pasando estas catástrofes (es lo único que dejaron producciones como 2012). Haití, Chile, Hong Kong, Costa Rica, Turquía... !"Diosito" debe estar muy colérico!

Pero, nuevamente, no es así. La verdad es que el mundo no se "está acabando" y realmente en lo que respecta a los sismos no se han producido muchas cosas novedosas que digamos. Es lo que al menos dicen expertos en sismología y geología.

A priori, explican que los terremotos de grandes magnitudes, como el ocurrido en Sumatra en e 2004 de 9.1 grados Richter, o el de Chile de 8.8 grados suelen mover el eje terrestre; no hay nada nuevo en eso. Su dezplazamiento se cifra en centímetros. ¿Cuáles son las consecuencias, percibibles? Días de menor duración; la disminución del tiempo del día, contrario a lo que se piensa (he escuchado que "ahora se hará noche más rápido y los ladrones tendrán más tiempo para robar"), se cifra en unos cuantos microsegundos (en el caso del tsunami de Sumatra hablamos de, cuando mucho, una disminución de 6.8 microsegundos). Así, aunque los cambios desde un punto de vista científico tienen relevancia apenas y tienen efecto en la vida cotidiana. Así que no se alarme usted, andése tranquilo.

En lo que respecta a su número y frecuencia, argumentan que siempre ha sido la misma. Generalmente, por año ocurre un sismo de mayor intensidad o "gran terremoto" (mayor a 8.0 grados Richter) por varios "importantes" (de 7.0 a 7.9 Richter), generalmente son dieciocho. Y en ocasiones, aunque no siempre, pueden pasar años sin presentarse un "gran terremoto" y de repente se suelten cuatro o cinco de los mismos. Pero el número y frecuencia han sido los mismos en cada año; de hecho, al año ocurren en el mundo entre 12 000 y 14 000 terremotos (50 al día) de intensidad considerable (lo cual no necesariamente es sinónimo de que posean potencial destructivo).

Entonces ¿por qué no se reportan esos doce mil o catorce mil? Porque en primer lugar algunos de esos sismos tienen muy poca o ninguna repercusión en la sociedad que los padece; es decir, su poder destructivo apenas y podría ser percibible, o de plano no causan destrozos. El resto porque simplemente no son de gran intensidad, ocurran o no ocurran en zonas pobladas.

Pero ¿por qué dan la apariencia de ser tantos y tan destructivos? Como ya he dicho antes su número y frecuencia siempre han sido la misma de siempre. Da la impresión de que son "tantos" porque la población mundial ha crecido tanto que ahora parte de la misma se ha asentado en zonas con alta actividad sísmica, o en el caso de California, en verdaderas fallas; por ello da la impresión de que son tantos (lo cierto es que se notan "más destructivos", pero no porque sean de intensidad más agresiva sino por la presencia de asentamientos humanos sobre zonas sísmicas; de lo contrario el daño a la infraestructura y a la población no sería tan notorio). Y por último porque en estos últimos años la tecnología de las comunicaciones ha avanzado tanto que ahora prácticamente podemos saber cuando ocurre un terremoto a toda hora y en todo lugar; antes ni nos enterabamos si ocurría un sismo en Sudamérica o en Medio Oriente. Dicho sea de otro modo: la tecnología de comunicación ha visibilizado a los terremotos, pero estos siempre han estado ahí y son en mismo número que siempre han sido.

Y, ya si hablamos de que las ciudades se "desplazaron" no me hagan comenzar con lo de las placas tectónicas y que lo mismo ocurre (otra vez lo digo), y siempre ha ocurrido, cuando hay un terremoto de mayor intensidad...

Así que, no se preocupe usted. Más rápido se puede acabar el mundo por la lucha entre dogmatimos religiosos. En dicha situación si puede aseverarse que existe una "intransigencia divina", que no tiene nada de sobrenatural pero sí mucho de fe...

Enlaces de esta nota atea/gay:

Sobre el desplazamiento del eje. Sobre la frecuencia de los terremotos. Sobre Pat Robetson. Sobre Rábago y "dios nos está hablando".

4 comentarios:

  1. me gusta tu blog!
    :)

    demostremos q somos seres racionales!
    te sigo

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  2. Es increible la desinformacion de la gente. La desidia es terreno propicio para las creencias religiosas y el pensamiento magico. Ya me encontre con mas de uno que esta convencido que los ultimos terremotos se deben al calentamiento global. Cuando intento explicarles lo de las placas tectonicas, les caigo antipatico y "engreido". Por supuesto, no hay forma de hacerles cambiar de opinion.

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  3. Lo sé! Ni siquiera una cosa tiene que ver con la otra.

    En apariencia la desinformación la puedes encontrar en donde sea. Lo peor es, cuando dices, que las personas se aferran a lo improbable.

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