Muchos de los comentarios leídos en Internet sobre la nueva composición del Parlamento Europeo no son favorables. Y no es para más: esta dominado por la derecha. En Europa las derechas son de composición mixta, no son como en América, donde todas se parecen entre sí y por lo tanto son la misma malignidad andante; con composición mixta me refiero a que alguna que otra derecha podría tener en algún momento una pizca de humanidad, por lo menos para algunos grupos marginados por la sociedad, como las nórdicas que se han posicionado favorablemente en favor de los derechos de los LGBT. Sin embargo la mayoría de estas mismas "derechas solidarias" aún no pueden superar algunos de sus clásicos prejuicios, como los xenófobos y racistas (no se vale decir "islamofóbicos", que es otra cosa muy distinta a lo antes mencionado); pero hay otras que son todavía más peores que estas, aquellas que no han superado ni un solo prejuicio, y que representan un verdadero peligro para la democratización, laicización, inclusión, equidad y en general hacer valer los derechos humanos.
Tal es el caso de la derecha polaca, cuyo país de origen es completamente nefasto, probablemente una de las peores naciones del continente europeo: en ese lugar, la religión católica no solo es la médula de las leyes, sino el núcleo central de la convivencia social, y de varios individuos; bueno, es en resumen, todo un paraíso para los católicos más radicales, más fanáticos, más teócratas. Un país donde los policías rezan para que no haya accidentes de tráfico; un país donde el mejor consejero sexual es un sacerdote; un país donde es ampliamente aceptable que un ministro en educación diga, sin evidencia a la mano y basandose únicamente en las "enseñanzas" de la doctrina católica, que la homosexualidad corrompe a los menores; un país donde un diputado católico de derecha se encolerizó porque un elefante de un zoológico resultó ser gay; un país donde hablar de que algunas personas ya no creen en la doctrina católica como referente para su vida es hablar de un 90% a 80% (80 es todavía un porcentaje muy, muy alto); un país donde creció la oposición al aborto, en vez de disminuir; un país de donde emergió uno de los Papas más hipócritas y dañinos de toda la historia negra del catolicismo; un país donde bueno... la muerte para el intelectualismo es un hecho.
De este país también salió como ganador, para ser el muy próximo presidente del Parlamento Europeo, el ex primer ministro polaco, Jerzy Buzek. El giro conservador que ha experimentado la Eurocámara se manifestó también con una exteriorización más explícita de los símbolos religiosos. El propio Buzek recordó la ayuda del Papa Juan Pablo II, en la lucha por la democracia en su país y ofreció al anterior presidente, Hans Gert Pöttering, una estatuilla de Santa Bárbara labrada en una pieza única de carbón de las minas de Silesia.
¿Democracia... con catolicismo gobernante? ¿Desde cuando? ¿Símbolos religiosos? ¿Santos? Días negros podrían avecinarse para Europa, especialmente para los izquierdistas pro laicidad, y para casi todas las minorías discriminadas en general.
Si Quique, desgraciadamente Europa giró a la derecha, pero por culpa de muchos votantes, que ni fueron a votar.
ResponderEliminarAhora no nos quejemos, estamos viendo que las minorias como los colectivos LGTB lo tenemos más dificil.
Y espera, que ya estan hablando de la jornada de 65 horas semanales, y la jubilación a los 70.
Pero total? Para qué ir a votar, con lo bien que se está en casita no?
Me pongo negro con estas cosas, ya lo dije en mi blog.
Saludos.
Por lo menos esperemos que no sea tan malo. Con la derecha, hasta no ver, todo es incertidumbre...
ResponderEliminarUn saludo José!