Entre los años 1947 y 1948, Diego Rivera pintó uno de sus más famosos murales: "Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central"; sobre el mural en un principio se leía una frase muy importante de Ignacio Ramírez "El Nigromante", que pronunció en la Conferencia en la Academia de Letrán: "Dios no existe".
En aquél entonces, y como todavía suele pasar, no se hicieron esperar las reacciones de los "soldados de cristo rey", siempre dispuestos a masacrar toda obra de arte que hiera sus muy ultrasensibles sentimientos. Es así como un grupo de estudiantes de ingeniería, creyentes católicos, con cuchillos en mano, rayaron la frase al igual que el rostro de "Diego niño".
Frida Kahlo, pintora y esposa de Diego Rivera, envío una carta al entonces presidente de México, Miguel Alemán, en la que le reclamaba su falta de protesta contra el atentado que sufrió el mural. Alemán, como muchos políticos que desean "pasarle la pelotita a otro" cuando se trata de enjuiciar justamente - o por lo menos darle su buen regaño - al clero católico por sus disfuncionales acciones (en este caso contra los creyentes católicos responsables de rayonear el mural), argulló que no era su trabajo resolver dicha situación, que eso le competía a Bienes Nacionales. Los responsables del atentado nunca fueron enjuiciados, ni siquiera multados, y los empresarios del hotel donde se encontraba la obra en ese entonces la cubrieron con cortinas. En 1956, antes de su muerte, Diego Rivera decidió restauar las dos partes de su obra que fueron víctimas del vandalismo católico, pero en esa ocasión por consejo de Carlos Pellicer, un amigo suyo "muy católico", le sugirió que pusiera otra frase en vez del "Dios no existe". Rivera escribió entonces: "Conferencia en la Academia de Letrán". Tan solo para no herir las ultrasensibilidades católicas.
Hace poco, la Gran Unión de Libres Pensadores pidió a Teresa Vicencio, directora del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) restituir dicha expresión, que fue tachada y borrada durante un atentado (el antes mencionado) hace más de 60 años. Su respuesta fue sombríamente irónica: “Reponer la citada oración sería faltarle al respeto al artista, quien con su propia mano escribió en el espacio raspado ‘Conferencia en la Academia de Letrán’, para aludir a la ocasión en que El Nigromante expresó: ‘Dios no existe’, oración que tanto revuelo causó en su momento”...
¿Y no fue una falta de respeto al artista haber rayoneado con cuchillo la frase, junto con el rostro de "Diego niño"? Podrá tener razón al decir que la obra ya no puede ser modificada porque, en efecto, sería tanto como adulterar la obra del artista; sin embargo su respuesta no es justa, dado que los responsables del rayoneo nunca fueron enjuiciados. El lamentable incidente que ocurrió con el mural de Diego Rivera, no es más que una muestra pequeña de lo que pueden sufrir algunas grandes obras del arte cuando las alcanza uno de sus más grandes enemigos: el vandalismo católico; cuando a un grupito de rabiosos católicos deciden adulterar el arte o la historia porque "se sienten profundamente heridos, ofendidos". Rayan, queman, cortan, cambian, rompen, mutilan... como su "dios". De tal palo, tal astilla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comentarios tipo "Troll de internet" serán eliminados.