9/11/2009

La inmunidad de la muerte

Desde hace algún tiempo quería hablar sobre esto, pero no había encontrado la oportunidad perfecta, por decirlo de cierto modo, para explayar el tema. Hoy ya la tengo.

En la teoría y en la práctica ninguna persona (por más buena o amable que sea) debe estar exenta de la crítica, debido a que dicha exención minaría la libertad de pensamiento y de expresión. Pero, si por fuerza debiéramos otorgarle "inmunidad ilimitada" a alguna persona en especial, cuando mínimo deberían existir dos cualidades esenciales en la persona elegida: de mentalidad abierta para permitir el diálogo y la discusión con los demás, y flexible para poder llegar a acuerdos que nos beneficien a todos sin excepción alguna. La Iglesia Católica ni flexible (es antidemocrática, lo que hace imposible llegar a acuerdos con ella) ni de mente abierta (es dógmatica, y por lo tanto sus posturas no están abiertas al diálogo y por ende "debes", por la fuerza, estar de acuerdo con las mismas); y de pilón, está lejos de ser buena y amable. No obstante, tiene una "inmunidad ilimitada" que ni siquiera un presidente; es más, podría fácilmente aseverarse que supera por mucho a la impuesta por un tirano.

Al tirano, a pesar de castigar cruelmente a aquél que se atreva a plantarle cara, le odian aunque sea en secreto, y tarde que temprano terminan rebelándose en su contra. Por el contrario, la Iglesia Católica, a pesar de hacer tanto daño y perjuicio a la humanidad no solo no se le odia (y mucho menos transcurriría por las cabezas la idea de rebelarse en su contra), se le acepta y aplaude a sobremanera; cuando mucho los creyentes más laxos (generalmente) suelen sacar "lo condenable" de su institución al decir "no representa a todos los sacerdotes, ese fulano(a) le da mala fama a la Iglesia Católica". Pero no todos los creyentes son de ese potencial menos maligno; la mayoría de ellos oscilan entre el alegato de justificación ("es un humano, tiene sus errores y hay que comprenderlos") y el alegato negacionista, el más maligno de todos ("quieren difamar a la Iglesia Católica"). Todos ellos, desde el más laxo hasta el más fundamentalista, ven en la Iglesia Católica a la "máxima expresión de la moralidad", pese a todas las severas deficiencias morales de dicha institución casi bimilenaria ¿Podría ser esa la razón por la cuál posee "inmunidad ilimitada" y aparte recibir alabanzas exageradas?.

No lo creo ¿Qué máxima expresión de la moralidad? ¿Si han matado, fomentado el odio, violado, empobreciendo? Un día, conversando con una antigua catequista, ésta me dijo que cuando alguién ataca a la Iglesia Católica es porque dicha institución tiene en su poder "la verdad". De modo que, para los creyentes católicos, lo más importante no es la moralidad (porque si de verdad lo fuera ya habrían abandonado el catolicismo desde hace muchos años), sino esa "verdad" que supuestamente posee la Iglesia Católica: la forma de "salvar el alma" y por ende conseguir la entrada al "reino de los cielos" al momento de morir. Dada dicha óptica, la atención de las personas está en su supuesta "alma" y en ese susodicho lugar al que creen podrán ir cuando mueran, obviando la calidad moral de la institución católica y de todos aquellos que la integran... con tal de "ganarse el cielo".

Dicho sea de otro modo: no puedes criticar a aquél que te ha bautizado porque te abrió la posibilidad de ir al cielo; no puedes criticar a aquél que te da un consejo (aunque dicho consejo suene ilógico, sin sentido y hasta peligroso para tu vida misma), porque te está orientando al camino al cielo; no puedes criticar la estructura de la Iglesia Católica, sus dogmas y sus mandatos, porque son la orientación adecuada para "reposar con Yahvé" al momento de morir; no puedes criticar al obispo aunque tenga malas actitudes, porque el es un "enviado de dios" para salvarte; no puedes discernir ni un poquito de aquél que te dará los "santos óleos" y absolverá tus pecados al momento de tu muerte... te hará un favor para que entres con "dios".

Y así es como muchas personas confieren "inmunidad ilimitada" a estos "enviados de dios" y hasta elogios excesivos; no les importa sí son pedófilos o discriminadores empedernidos: ellos tienen la "verdad celestial" que los llevará "al cielo". Es así como muchas personas prefieren ignorar el problema de la pederastia clerical, por ejemplo, y dedicarse a pintar una imagen positiva, pero distorsionada, sobre el clero católico; vemos programas de Tv como "A cada quién su santo" de Tv Azteca que pinta una imagen por demás falsa de los sacerdotes: empáticos, sensibles hacia algunas problemáticas sociales, que hacen un trabajo activo por acabar con las injusticias, y sin una sola pizca de "errores" (eso sí, les permiten conservar algo de su verdadera esencia mutilante, como su exagerada obsesión por acabar con toda muestra de sexo). Pero nunca pintan al verdadero sacerdote: a un hombre rico que habla a su feligresía sobre "ayudar a los pobres" mientras que él mismo no pone ni un solo peso para ayudar con la causa, a aquél misógino empedernido que afirma que si a las mujeres las violan es porque usan minifalda y ni cómo pueda contenerse el varón heterosexual, a aquél homófobo obsesivo que dice que los homosexuales "atentan" contra la ecología humana, a aquél megalómano que dice por un lado "defender la vida" pero por otro lado está a favor de la pena de muerte para herejes e "infieles" en el mundo islámico, a aquél que dice que se preocupa mucho por "el bienestar de los niños" mientras abusa sexualmente de ellos dentro de la sacristía, a aquél tipo que sale impune de castigo cuando asesina a alguna persona.

Esta última razón fue la inspiración para este post: la muerte de Reyna Marchena, una anciana humilde que vendía chiles quien fue atropellada por el obispo beodo de Córdoba Eduardo Patiño, el cual manejaba en estado de ebriedad. Aparte de asesinar a esta humilde anciana, también se llevó de paso a dos niños y cuatro mujeres; pero la "inmunidad ilimitada" o "inmunidad de la muerte" libró al alcohólico y homicida obispo de la justicia mexicana, muchas personas fueron complicés de este homicidio: pése a que una testiga del accidente afirmó que el obispo hablaba medio "gangoso" y apestaba a alcohol (lo que es un signo de que estaba completamente ebrio), ni los medios de comunicación ni la policía le hicieron el menor de los casos, y en vez de ello se quedaron con la versión del clérigo borracho quién dijo que había atropellado a estas personas porque "sufrió un desmayo diabético"; no se practicó la prueba del alcoholímetro para medir los niveles del alcohol en el obispo, pése a presentar síntomas de embriaguez; los atropellados no presentaron cargos en contra de monseñor; el ministerio público no investiga el caso a fondo; funcionarios de gobierno "meten su mano" para el clérigo salga bajo fianza y al final decir, en un tono burlescamente macabro "Oremos por la paz".

El obispo salió completamente inmune, no recibió castigo; sigue con su imagen limpia, intacta, la sociedad lo exculpó rápidamente (si es que acaso fue culpado alguna vez) y la mayoría de los medios de comunicación (excluyendo a aquél que si se interesó en la versión original de la historia) le siguen cultivando una imagen de arrepentido, de positividad, de bueno, de "guía moral", de "hombre de dios". El crimen sigue ahí, sin ser resuelto, impune, como todos los crímenes que ha cometido la Iglesia Católica ¿Y todo por qué? Porque él conoce "la verdad", que guiará a las personas para que al morir puedan entrar al "cielo". Enfrentar o critica a ese "enviado de dios" puede costarte una eternidad "entre fuego ardiente".

Los creyentes deberían estar agradecidos por el hecho de que al morir físicamente también morimos mentalmente: también muere toda conciencia. Porque, de no morir la conciencia, los creyentes se darían cuenta de que esos clericuchos les han tomado el pelo, al ver que después de la muerte no hay algo más, ni cielos ni infiernos; que esa bolita de ensotanados jugó con su ingenuidad para enriquecerse a costa de ellos, que desperdiciaron como bobos gran parte de su vida siguiendo creencias religiosas estoicas, que se hicieron daño tanto a ellos mismos como a aquellas personas que les rodeaban por seguir las doctrinas religiosas... y todo para enterarse de que al final no recibieron ni siquiera una sola migaja de pastel duro. Pero no se preocupen, probablemente no se den cuenta de que han sido timados, porque como dije, al morir físicamente también la conciencia lo hace. Los creyentes deben estar agradecidos de eso.

¿Qué como sé que del otro lado no hay nada? En realidad no lo sé, no se puede demostrar la "no existencia de algo"; sin embargo el hecho de que no podamos ver "el cielo o el infierno", no significa que automáticamente sí exista. Las cosas simplemente no existen hasta que se demuestre lo contrario, o sea, que existen. A mí no me toca demostrar la "existencia" de cielos o infiernos, les toca a los creyentes; yo mejor prefiero vivir esta vida, la única que tenemos.

3 comentarios:

  1. Se siente la indignación en el post y la comparto.

    Resulta obvia la interacción de la Iglesia, un poder económico y político en nuestro países centroamericanos, en las decisiones de las autoridades.

    Es parte del sistema podrido y es por ello que de debe sacar a luz cualquier componenda que la Iglesia logre con las autoridades.

    Saludos

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  2. Excelentes reflexiones. No conozco el caso puntual del que hablas, pero en todos nuestros países existen casos similares donde los crímenes cometidos por curas siempre quedan resueltos a favor de ellos. Un asco!

    Saluditos

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  3. Señor de Xibalba:

    Pues sí; creo que a fin de cuentas es lo que menos se puede hacer: exhibir los contubernios que tiene la Iglesia Católica con los gobiernos, emppresarios, políticos, autoridades; exhibir sus miserias al público.

    Si esos clericuchos no reciben sanción y se les trata de seguir haciendo pasar por "buenas personas", entonces lo mínimo que se puede hacer es sacar a la luz los desmanes clericales. Triste realidad que afecta a AL.

    Saludos!

    Beto:

    Muchos casos no resueltos, desde clérigos pederastas hasta el hecho de que se les excusen sus discursos de odio porque "no es odio... es fe religiosa de cada persona". Espero que un día se pueda hacer justicia... de verdad.

    Un abrazo!

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