Librarse de la influencia religiosa es una tarea muy difícil, cuando una sociedad esta demasiado contaminada con el "virus de la fe" se vuelve casi imposible. Como sabemos, dicha influencia religiosa acarrea todo tipo de males legitimados, aceptados porque forman parte de un credo sagrado: la discriminación, la tortura, la desigualdad, la violación, la muerte... Es como si las leyes legitimasen el trabajo de un asesino y por lo tanto el resto no podemos hacer mucho para detenerlo.
Dicho sea de otro modo: para el progreso la iglesia siempre será una gran piedra en el camino, un estorbo, un bache; y para muestra basta un botón: la cristiana proposición 8 de California que coarta el derecho que tienen las parejas homosexuales de contraer matrimonio en lo civil, la creación de leyes contra la blasfemia en Irlanda (todavía el gobierno irlandés va a premiar a esos criminales ensotanados con ese tipo de leyes) que coarta la libertad de expresión, o las diversas manifestaciones que han ocurrido en España encabezadas por el clero católico y que van con todo, en contra del progresismo...
De esta última situación existe una columna de Sanjuana Martínez que escribió hace aproximadamente un año y medio, cuando ocurrió en aquél entonces "la macromanifestación de cardenales y obispos españoles en contra del laicismo", tal vez muy recordada por mis lectores españoles:
"Con la Iglesia hemos topado"
Es una frase atribuida a Don Quijote, que define plenamente el devenir de un país como España, marcado por la omnipresencia de la Iglesia, tal y como recordará el escritor Juan Goytisolo: "Nos hemos pasado la historia corriendo detrás de los curas; unas veces con el cirio y otras veces con la estaca".
A veces, librarse del yugo, de la tutela social, política y religiosa, resulta difícil y costoso. Al menos, eso es lo que España vive actualmente, luego de que el presidente socialista José Luis Rodríguez Zapatero decidiera convertir este país en un ejemplo de progresismo y avanzadilla social en cuanto a la legalización de los matrimonios del mismo sexo, la ley contra la violencia doméstica, la aplicación efectiva de una despenalización del aborto ya existente, la intervención quirúrgica gratuita de cambio de sexo, el divorcio express, la investigación con células madre, la generalización de los métodos anticonceptivos o la próxima asignatura escolar llamada Educación para la Ciudadanía.
Son medidas que fomentan la tolerancia hacia la diversidad, el respeto a la diferencia y, por supuesto, la convivencia pacífica; no se imponen a nadie, y se limitan a reconocer y legalizar modos y posturas que ya existen, que están presentes en la sociedad, que en España simplemente salen a la luz, cuando en otros lugares permancen en las sombras, en el lado oscuro de nuestras comunidades.
Sin embargo, los jerarcas católicos no opinan lo mismo, y para dejarlo claro, antes de la llegada de los Santos Reyes, se han echado a la calle como en la época de la dictadura franquista con el Cristo en la mano a favor de la familia cristiana, única que reconocen como aceptable. Las huestes católicas han atendido el llamado de sus líderes espirituales, generales de los grupos más reaccionarios. Allí estaba Kiko Argüello, fundador de un movimiento ultraconservador y reaccionario llamado Camino Neocatecumenal, quien logró colocar en la madrileña Plaza de Colón nada menos que a 300 mil de sus fieles: "Hay que defender el don de la familia frente a los gobiernos ateos y laicos", dijo frente a una multitud enardecida comandada por 42 obispos.
No podían faltar los seguidores del pederasta por antonomasia: Marcial Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo, ni los Focolares o los siervos de Comunión y Liberación; tampoco los del grupo medieval Opues Dei.
Los católicos que salieron a la calle no lo hicieron únicamente para defenderse de los diábolicos modelos alternativos de familia, más bien lo que buscaban era exponer su preferencia política ante las próximas elecciones generales, a celebrarse el próximo mes de marzo, y para eso allí estaban liderando a los fundamentalistas tres cardenales: "El laicismo radical puede llevar a la disolución de la democracia" sentenció el cardenal de Valencia, Agustín García-Gasco; le superó el cardenal Antonio Cañizares: "La familia está siendo sacudida con legislaciones injustas e inicuas", pero aún faltaba la estocada del purpurado de Madrid, Antonio María Rouco Varela: "El ordenamiento jurídico ha dado marcha atrás respecto a lo que la Declaración de Derechos Humanos reconocía: que la familia es el núcleo fundamental de la sociedad, y tiene derecho a ser reconocida". Aunque el movimiento más fulminante fue la conexión en directo desde el Vaticano para que Benedicto XVI animara a "trabajar por la familia y el matrimonio, porque merece la pena trabajar por el ser humano". Y es que la Iglesia católica española está en campaña y quiere echar del poder a Zapatero, cuyo pecado capital es respetar el laicismo consagrado en la Constitución. La Iglesia española defiende a la familia, pero sólo a la cristiana; defiende a la familia, pero prohíbe a sus sacerdotes tener una propia (aunque muchos tienen concubinas y concubinos por debajo del agua), cree haber inventado a la familia, pero no reconoce a la socialista, musulmana, judía, atea, budista, homosexual...
Al clero se le olvida que el Estado español los mantiene: cada sacerdote percibe 12 mil euros brutos anuales en concepto de salario, y cada español católico pagará 3.5 euros para el sostenimiento del clero y el culto católico; es decir, un 34 por ciento más que antes de la llegada de los socialistas al poder. Zapatero pretendía hace dos años contentar a los jerarcas, , e incluso pactó un nuevo sistema de financiamiento a través de un aumento del 0.5 por ciento al 0.7 por ciento del coeficiente del llamado impuesto religioso del IRPF. Como dijo Gaspar Llamazares, líder de Izquierda Unida: "Cría obispos y te sacarán los ojos".
El clero español se parece al mexicano. Lo quieren todo. Y eso es lo que pasa cuando los gobiernos empiezan a ceder. La voracidad se acrecienta; por algo la jerarquía de este país bautizó la Inquisición y no ha perdonado a los gobiernos laicistas. Arremetió contra el gobierno de Adolfo Suárez (actualmente enfermo de Alzheimer) cuando legalizó el divorcio; y luego contra Felipe González, por la despenalización del aborto y la reforma de la educación. Sin embargo, la Iglesia que aplaudió el golpe de Estado del general Francisco Franco y su régimen de terror, y le llevó siempre bajo palio, no tiene grandes adeptos en este país de muchos católicos bautizados, pero pocos practicantes: las parroquias están poco concurridas, los seminarios casi vacíos. En España, la Iglesia huele a derecha reaccionaria y ese tufo que aparentemente se desvanecía con disfraces modernistas, ha resurgido bajo el clamor de la nueva derecha del Partido Popular...
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La frase del día:
Ok, más bien no son frases, son blasfemias, y no es una, son dos, me encantaron:
“La virgen no era virgen, es más, se fue a la cama con un montón de hombres, quedó embarazada a los 15 años de un compañero de colegio”...
"Jesús nunca pudo haber caminado sobre el agua porque era tan gordo que tenía vergüenza de salir de su casa, y todavía más de ir al mar de Galilea y ponerse un traje de baño”.
Lior Shlein, presentador judío; en respuesta chusca a los obispos católicos negacionistas del holocausto nazi.
Lamentablemente Quique, tienes razon en todo. España, como dice Fernado Vallejo en su libro "La Puta de Babilonia" siempre fue la gran criada babosa de El Vaticano.
ResponderEliminarPor qué crees tu que se armó tanto revuelo cuando aqui se aprobó la Ley que regula el matrimonio entre personas del mismo sexo? Por los gays? No Porque se rompía la familia? Tampoco.
Se armó la que se armó, porque por primera vez en muchas SIGLOS, la criada zalamera le salió respondona a la Gran Puta de Babilonia, y eso es intolerable.
Afortunadamente la sociedad española cada dia se aleja más de la Iglesia, cosa nada dificil teniendo a personajes como Rouco o Cañizares al frente de la misma.
Por eso, cuando en este blog o en el otro, te desesperes por el poder tan grande de la Iglesia y porque las cosas no cambian, yo te digo que SI que las cosas cambian.
Quien iba a pensar que en LA MUY CATOLICA Y SERVIL ESPAÑA se iban a equiparar los mismos derechos entre los matrimonios gays y los heterosexuales, incluido la adopción? Impensable y mira..... todo cambia, y no sabes cuando disfruto yo con el declive del catolicismo en España, por suerte aun antes de morirme creo que me dará tiempo a verlos mucho más hundidos y sin credibilidad de lo que ya están.
Un saludo.
Pues si mi amigo, todo cambia tarde que temprano.
ResponderEliminarY como he dicho antes: un empujoncito para fomentar el cambio no hace daño :-)